lunes, 23 de junio de 2014

Vivir como si fuese el último día

Todos los días deberían ser maravillosos, y pueden serlo. Deberíamos dar cabida a la cosas buenas para que se alojen en nuestros corazones.

Deberíamos... 
Vivir como si fuese el último día

Todos los días deberían ser maravillosos, y pueden serlo.Deberíamos dar cabida a la cosas buenas para que se alojen en nuestros corazones.
Vivamos cada día como si fuese el último, no dejemos pasar un día sin haber hecho algo bueno para ti o para los que te rodean.
Es posible ser feliz,
es posible vivir una vida gratificante, en plenitud.
Todas las cosas malas se pueden revertir, si alguna vez has hecho algo malo o piensas que has actuado mal, no pienses que eso necesariamente te perseguirá hasta el último de tus días; no es así, cada día que abrimos nuestros ojos supone una nueva oportunidad para volver a hacer las cosas bien, una nueva oportunidad de recomenzar con nuestras vidas.
Vuelve a hacer planes, no dejes que el hastío y el aburrimiento te tapen el sol, haz de tus días un nuevo renacer, una nueva oportunidad para no cometer los errores del pasado.
Ríe, eso siempre te hará bien, te dará vida, juventud, y contagiarás a los que te rodean de buenas vibraciones. Te querrán y respetarán por tener siempre la palabra justa, la sonrisa cuando un rostro esté triste. Se feliz para que todo lo que haces sea hecho con mucho amor y cariño.
-Tú diriges tus propios sentimientos,
puedes sentirse como quieras-
Si te apetece llorar, no te reprimas, llora lo que haga falta, deja que todos tus sentimientos afloren para que puedas liberarte de todo lo que te aprisiona.
Ayuda a quien pide tu consejo, ofrece unas palabras, unas conversaciones con personas que lo están pasando mal. No sabes cuánto están deseando encontrar una persona que sólo le diga que "aquí estoy", "cuenta conmigo". Y aunque nada te diga, sentirá tu protección, alguien que sabe comprender por lo que pasan. Recuerda que los males de amores son los que no dejan avanzar, son lo que más cuesta sacar de nuestros corazones y de nuestra mente. Tu apoyo es muy importante.
Camina por la vida siendo una buena persona,sintiendo la brisa del aire que nos toca cuando caminamos, si vas por la vida con esa actitud tan positiva, extendiendo tus manos a quien lo necesite, serás una persona que siempre será recordada por su gran entrega.
Recuerda que no todos sonríen en este momento, tristemente hay muchas lágrimas derramas por todos lados, acércate a los que sufren, deja tu huella en este mundo.-Regala amor-
No te guardes la bondad ni el amor, repártelo, entrégalo, regálalo, pero que no se quede sólo en ti, porque de nada te servirá el día de mañana. No hay que ser egoístas, deja cosas positivas en tu caminar por esta vida.
-Tú eres luz -
Con tu ejemplo puedes dar luz al mundo, muéstrales a las personas que te rodean que se puede ir ayudando a la gente sin esperar nada a cambio, que la mejor recompensa la tendrás al final de tu vida.
Vive tu vida a tope, recuerda que todos estamos de paso por esta vida y que cada día es como subir a una gran escalera, rocuesta, pero cuando llegues a la cima y mires hacia abajo y veas toda la gente que se benefició de tu bondad, serás la persona más feliz de la tierra.
Busca en tu interior, reencuéntrate, se una persona que es capaz de renacer cada día, en cada amanecer y en cada momento del día.
Deja que el amor y la bondad inunde tu corazón para que tu interior se ilumine.
Da lo mejor de ti a quienes viven en tu entorno.
Recuerda que lo único más grande que tú, es Dios, los demás somos todos iguales, pero podemos hacer una diferencia si amamos a nuestros semejantes. Si somos capaces de amar, también seremos capaces de ser amadas.
Viviendo de esta forma y haciendo estas cosas, nuestros días serán maravillosos, por el sólo hecho de haber tenido bondad para con nuestros semejantes nos sentiremos bendecidos.
Autor: Shoshan.

jueves, 5 de junio de 2014

La flor de la honestidad

Cuenta una leyenda que por el año 250 A.C., vivía en China, un príncipe que estaba a punto de ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, antes de ser coronado, debía casarse.
Sabiendo esto, decidió hacer un concurso entre las muchachas de la corte para ver quién podía ser digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y les lanzaría un desafío.
Una anciana que servía en el palacio, escuchó los comentarios sobre los preparativos y sintió tristeza porque sabía que su joven hija tenía un profundo amor por el príncipe. Cuando llegó a casa, le contó a su hija los planes del príncipe y ella sin dudarlo le dijo que también quería participar en la prueba.
La anciana no podía creerlo y le dijo: ¿Hija mía, qué vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura.
La hija respondió: No, te preocupes querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe y con esto ya me conformo. Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las jóvenes más bellas del lugar, vestidas con sus mejores ropas y con las más brillantes joyas.
Entonces, el príncipe anunció el desafío: Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será la escogida, se convertirá en mí esposa y futura emperatriz de China.
La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean: flores, costumbres, amistades, relaciones, etc.
El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en el arte de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y la semilla seguía como el primer día. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada ocurrió. Día tras día veía más lejos su sueño, sin embargo, su amor era cada día más profundo. Finalmente pasaron los seis meses y nada brotó de aquella semilla.
De todas maneras, la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordada, sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos. El día llegó, sus manos estaban vacías, mientras todas las otras pretendientes tenían una hermosa flor en sus manos. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado.
La bella joven de las manos vacías sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada.
Entonces, con calma el príncipe lo explicó: Esta muchacha, es la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en mi esposa y emperatriz, porque todas las semillas que os entregué eran estériles.
Jesús te dice: “Finalmente, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado. Practiquen todas las enseñanzas que les he dado, hagan todo lo que me vieron hacer y me oyeron decir, y D

Cargando el pasado

Dos hombres iban caminando por el campo, al acercarse a un río se encontraron con una mujer que quería cruzar al otro lado, pero que no sabía como hacerlo, ya que no había ningún puente. El primer hombre se ofreció amablemente: –Si quieres podemos llevarte en brazos hasta el otro lado del río; y ella aceptó agradecida su ayuda.
Así que los dos hombres entrelazaron sus manos, la levantaron y la llevaron hasta el otro lado del río. Después de seguir sus caminos, uno de ellos de pronto se quejó amargamente; –¡Mira mi ropa! –dijo. –Está toda sucia de barro por haber cruzado a esa mujer, la espalda me duele y me siento muy cansado.
El otro hombre simplemente sonrió y asintió con su cabeza. Más adelante, el segundo hombre se quejó nuevamente, ya no puedo seguir adelante, me duele todo, todavía siento el esfuerzo, dijo.
El primer hombre miró a su compañero, que ya estaba en el suelo quejándose y le dijo:
–¿Te has preguntado por qué yo no me estoy quejando?, te lo diré: La espalda te duele, porque todavía estás llevando a la mujer en tus brazos, pero yo la bajé apenas cruzamos el río.
Así es como somos nosotros. Llevamos las cargas del pasado sobre nuestros hombros. Ponemos una caja llena de odios, frustraciones, resentimientos, envidias, celos y muchísimas cosas más que, con el pasar de los años, se hace más pesada, hasta que un día, como el hombre de la historia, nos duele hasta el alma por el tremendo esfuerzo.
Jesús te dice:
«Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mi, y yo los haré descansar» Mateo: 11:28

Escondida entre amor y locura

Cuenta la historia que una vez se reunieron en un lugar de la tierra, todos los sentimientos y cualidades de los seres humanos.

Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, tan loca como siempre, les propuso: - ¿por qué no jugamos al escondite?
La Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad sin poder contenerse preguntó: ¿Qué es eso? ¿Y cómo lo haremos?
Es un juego, explicó Locura, en el que yo me tapo los ojos y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden. Cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes a quien encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
El Entusiasmo y la Euforia bailaban y saltaban, al igual que Alegría y terminaron por convencer a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar, la Verdad prefirió no esconderse, ¿para qué? si al final, a la corta o a la larga, siempre la encuentran. La Soberbia opinó que era un juego tonto, aunque en realidad lo que le molestaba, era que la idea no se le había ocurrido a ella.
Cobardía prefirió no arriesgarse y Locura comenzó a contar, uno . . . dos. . . tres. . .
La primera en esconderse fue la Pereza que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino.
La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo que, con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. ¿Un lago cristalino? ideal para la Belleza; ¿la hendidura de un árbol? perfecto para la Timidez; ¿una ráfaga de viento? magnífico para la Libertad. Así que  terminó por ocultarse en un rayito de sol.

El Egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde un principio; ventilado, cómodo, pero sólo para él.
La Mentira se escondió en el fondo del océano (mentira, la verdad es que se escondió detrás del arco iris) y la Pasión y el Deseo en el centro de un volcán. El olvido...no recuerdo dónde se escondió. Y así, uno tras otro fueron encontrando su lugar ideal.

Cuando la Locura contaba 999.999, el Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado. Hasta que de pronto divisó un rosal y enternecido, decidió esconderse entre sus flores.
Locura llegó al millón y empezó a buscar. La primera que encontró fue a la Pereza, sólo a tres pasos de una piedra. Luego escuchó vibrar los volcanes y encontró a la Pasión y el Deseo.
En un descuido encontró a la Envidia y pudo deducir fácilmente dónde estaba el Triunfo.
De tanto caminar, la Locura sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la Belleza, allí al lado encontró sentada en la orilla del lago a la Duda, aún sin decidir dónde esconderse.
Así fue encontrando a todos, el Talento entre las hierbas frescas, la Angustia en una cueva oscura, a la Mentira detrás del arco iris (falso, ella se había escondido en el fondo del océano). Y hasta el Olvido, que ya se había olvidado que estaba jugando, pero sólo el Amor no aparecía por ningún lado.
La Locura buscó detrás de cada árbol, en cada arroyo, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal, tomó una orquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó.
Las espinas habían herido los ojos de Amor, Locura no sabía qué hacer para disculparse, lloró, rogó, pidió perdón, imploró y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde la primera vez que se jugó al escondite en la tierra.
"El amor es ciego y la locura siempre lo acompaña"
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...