Dos cosas tan diferentes entre sí y que al mismo tiempo, parecen estar irremediablemente unidas. Amar a alguien significa renunciar incluso a ti mismo. Arriesgarte a darlo todo por él, sin esperar nada a cambio pero deseando con todas las fuerzas de tu corazón que sepa corresponderte. ¿Que haríamos si pudieramos enamorarnos de quién nos quiere ver o nos convenga más?
Hay tanto a lo que uno no termina por acostumbrarse pero que sin embargo, parece no querer irse nunca de ahí. Como las desiluciones y la certeza de saber, que para una persona por la que darías todo jamás serás lo único ni lo primordial.
Encontrar el amor es hallar un arma de doble filo. Puede volverte la persona más feliz sobre la faz de la tierra, o terminar por desangrarte lentamente al abrir heridas que amenazan con no cerrarse jamás. Esas son las peores, porque se quedan en el alma donde nadie las ve y son más mortales que cualquier veneno. Te dejan muerto en vida.
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