Cuando era más joven, solía creer que nada ni nadie me separaría de mis mejores amigos. Luego crecí y me di cuenta de que había que tomar decisiones. Elecciones que tarde o temprano, implicaban seguir un camino distinto al de ellos.
A veces los intereses personales son los que nos terminan separando, otras simplemente los malentendidos. He aprendido que si bien la amistad puede ser hermosa, también llega a convertirse en lo más frágil. No solo son los momentos difíciles los que la ponen a prueba, sino el tiempo mismo. Porque los lazos que llegan a ser verdaderos, no se ven afectados ni por las decisiones personales ni por el paso de los años.
Hoy he adquirido más experiencia, abandone algunos sueños y logré algunas cosas que me había propuesto. Tome mi propio sendero. No sé lo que me depara el futuro, ni si podré contar para siempre con mis amigos en él. Estoy dispuesto a disfrutar el momento y permanecer a su lado, en la medida de lo que me sea posible.
Porque si nos apartamos, al menos tendré los buenos momentos para recordar.
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